El “Barrio de Bajondillo”, hoy deshabitado, tiene su origen en la necesidad de los vecinos de Burgohondo de estar más cerca de sus explotaciones agrícolas y ganaderas, ambas de subsistencia, y que se encontraban a varios kilómetros del núcleo urbano.

Por ello, se construyeron las denominadas “casillas”, o casas de campo, donde las personas residían sobre todo en verano. Las casillas no contaban con agua corriente, alcantarillado, ni energía eléctrica.
Junto a estas casillas, se construyeron los pajares o edificaciones destinadas a la guarda del ganado y/o del heno o paja y hornos comunitarios, lo que constituye el entramado principal del barrio.
En el año 1955 residían en Bajondillo 150 habitantes. A partir de los años 60 comienza el éxodo rural y empezaron a quedar en desuso.
La geología y el barrio
No por casualidad, el barrio está construido sobre el berrocal y al lado de la llanura de inundación del arroyo de la Garganta del Puerto.
- El berrocal, con sus grandes bolos de orden métrico, habría servido como cimiento rocoso de las construcciones.
- Mientras que la llanura de inundación supondría tierra fértil para el desarrollo de la agricultura.

Además, los bloques y cantos acumulados en el arroyo durante las riadas serían utilizados para la mampostería de las casillas junto con madera y vegetales para la cubierta (sustituidos por tejas de barro con el paso del tiempo).

La vida en los barrios
La vida en todos los barrios discurría de forma muy similar: entre vecinos se ayudaban en las tareas del campo y se juntaban para ir a la “Re”, que consistía en tener el ganado en una zona y quedarse a dormir allí, para que no sufrieran ataques de lobos ni robos.
Solían juntarse todas las noches a “velar”, es decir, se reunían en una casilla donde hablaban un rato y compartían el vino y los frutos de temporada.


© Textos, ilustraciones y fotografías de Davinia Díez Canseco, Jaime Cuevas, Javier Elez, Gabriel Castilla e Iván Pérez, entre otros, para la guía de campo de la edición 2016 del Geolodía Ávila.