Os escribo desde el mirador Tunnel View, en elYosemite National Parkde California, Estados Unidos.
Desde este lugar el fotógrafo Ansel Adams inmortalizó cuatro de las joyas del parque:
El gran monolito de granito conocido como El Capitán(izquierda), de 914 metros de altura desde la base.
El gran valle glaciar en forma de U (centro).
La cúpula de granito conocida como Half Dome (centro).
Y la Cascada Bridaveil, de 188 metros de caída (derecha).
Casi todas las formaciones son roca granítica del llamado batolito de Sierra Nevada.
Hace unos 10 millones de años experimentó un ascenso y basculamiento, lo que acentuó la pendiente de los ríos y arroyos de la región, que formaron cañones angostos y profundos.
Posteriormente, hace 1 millón de años, estos valles fueron ocupados por glaciares alpinos que terminaron de modelar el paisaje que contemplamos ahora.
Iván Pérez López es fotógrafo y viajero y actualmente se encuentra embarcado en un viaje alrededor del mundo en furgoneta. Síguele la pista en: iplfoto.com, Instagram y Facebook.
Texto – Ana Isabel Casado Gómez. Publicado originalmente el 6 de abril de 2017.
Los suelos se encuentran en la superficie emergida de la corteza terrestre y se generan gracias, entre otras causas, a la alteración de las rocas como el granito.
La alteración del granito
El granito se altera con el agua por medio de un proceso químico conocido como hidrólisis. Gracias a este proceso, algunos minerales del granito se descomponen a la vez que otros se generan.
Una de las reacciones más importantes es la hidrólisis del feldespato, que da como producto minerales arcillosos. La desaparición del feldespato produce la inestabilidad de la roca y da lugar a un material muy deleznable conocido como regolito.
Este paso de granito “sano” a regolito se conoce como arenización del granito.
Arenización del granito
La formación del suelo
El regolito va a ser el sustrato ideal sobre el que viva y se desarrolle la vegetación. El crecimiento de la vegetación, y los procesos de alteración, hacen que tanto el regolito como los granitos continúen modificándose desde la superficie hacia abajo, formando un perfil edáfico.
Un suelo está formado por capas u horizontes bien diferenciados.
Perfil edáfico y características más importantes de sus horizontes
HORIZONTE A: Es el más superficial y tiene gran cantidad de materia orgánica, por lo que es muy oscuro.
HORIZONTE B: En él se acumulan las arcillas que el agua arrastra desde el horizonte A. Son típicos los colores rojizos y pardos por la acumulación de hierro.
HORIZONTE C: Es una transición entre los productos de alteración y la roca sin alterar, por lo que se pueden ver como bolos de granito “flotando” en regolito.
HORIZONTE D: Es la última capa y se compone por roca sin alterar, también llamada “roca madre”.
¿SABÍAS QUE…? Los suelos son recursos no renovables y por lo tanto bienes escasos y preciosos. De la superficie emergida del Planeta Tierra la mitad son desiertos, montañas, tierras polares, etc. Del resto, la mayor parte no puede ser utilizada como recurso agrícola o ganadero por ser demasiado rocoso, húmedo o escarpado. Por tanto, dependemos de los suelos que se desarrollan en el 3% de la superficie restante para alimentarnos, sin olvidar que “compiten” con edificios o carreteras y son vulnerables a la contaminación.
Ejercicios de Edafología. Explicación de los conceptos de Edafología: horizontes, componentes, procesos formadores, funciones. Propone unos ejercicios autocorregibles sobre los contenidos desarrollados.
Cuando nos detenemos a contemplar un paisaje, ya sea en el campo o en una fotografía, hay una pregunta que surge casi de manera espontánea: ¿cómo se formó el relieve que observamos? Intuimos que las llanuras, valles y montañas debieron originarse por la acción lenta pero continuada durante mucho tiempo del agua, el hielo o el viento; agentes que pueden arrancar materiales de un sitio para reubicarlos en otros. La experiencia nos induce a pensar que las rocas que configuraban el relieve primordial fueron disueltas o arrancadas, trituradas y transportadas lejos de allí.
La siguiente pregunta también surge por sí misma: ¿dónde fueron a parar todos estos materiales? Podemos deducir que viajaron hasta un lugar tranquilo donde el agua, el hielo o el viento perdieron su energía, depositándolos en forma de sedimentos (arcilla, limo, arena o grava) en una depresión del terreno o tal vez en el mar.
Y así, razonando paso a paso, construimos las nociones de erosión, transporte y sedimentación.
Figura 1.Cárcavas del río Adaja cerca de Blascosancho. En esta imagen se aprecian los tres procesos básicos que han modelado el paisaje: erosión, transporte y sedimentación. Foto: Gabriel Castilla.
Pero estas nociones son tan generales que apenas nos permiten conocer detalles sobre el tipo de rocas que formaban el relieve desaparecido, los procesos geológicos que actuaron o la distancia que recorrieron las partículas o clastos (minerales, fragmentos de roca y fósiles) antes de sedimentar. Para aclarar cómo se formó el paisaje y dónde fueron a parar los materiales que faltan es preciso detenerse antes en dos conceptos clave: selección y madurez.
Proceso de selección de materiales
Existe una relación directa entre los clastos que encontramos en un sedimento y la roca de la que proceden. En el caso del granito, la roca más abundante de la provincia de Ávila, tres son los minerales que lo constituyen: cuarzo, feldespato y mica.
Los tres minerales son liberados cuando el granito se ve alterado por procesos químicos (como la hidrólisis del feldespato) y físicos (fracturación por cambios de presión y temperatura).
En los continentes la reubicación de estos minerales la realizan fluidos como el agua (ya sea líquida o en forma de hielo) y el viento. El viaje entre el lugar donde se produce la erosión y la zona de sedimentación puede ser muy agresivo, por lo que algunos minerales se pueden romper y alterar químicamente hasta desaparecer.
Figura 2. Arena próxima a la laguna de El Ejido, formada por la erosión del granito y el transporte del sedimento. Foto: Gabriel Castilla.
Los agentes de transporte realizan un doble proceso de selección:
El primero tiene que ver con la composición, pues el agua altera y degrada químicamente el feldespato y la mica mientras que mantiene el cuarzo (por ser químicamente estable y mecánicamente resistente).
El segundo es una selección por tamaños, pues cuanto más baja es la energía o la densidad del fluido (como el aire) su capacidad de erosión y carga es menor, por lo que solo puede transportar clastos de unos milímetros de grosor. Sin embargo, cuando la energía y densidad del fluido es alta (como le sucede al agua líquida, al hielo o al barro), su capacidad de transportar material de todos los tamaños es mayor.
Los geólogos llamamos arena al sedimento formado por clastos de rocas disgregadas cuyo tamaño oscila entre los 0,06 y los 2 milímetros de diámetro.
Cuando el viaje de la arena ha sido largo solo sobreviven las partículas más duras, cuyos bordes se van desgastando. Podemos decir entonces que:
Una arena es madura cuando está formada por granos de cuarzo que presentan forma redondeada y un tamaño similar entre ellos.
Por el contrario, diremos que una arena es poco madura cuando contiene minerales blandos (micas y feldespatos), de aspecto anguloso y con tamaños muy desiguales.
Figura 4. El grado de redondez que muestran los granos de cuarzo son un indicador del desgaste que han experimentado durante su transporte. Gráfico extraído de Carta de sorting estándar. Australian Government, Geoscience Australia (www.ga.gov.au).
¿Qué información podemos deducir del estudio de la madurez de un sedimento?
Una arena madura nos habla de un relieve montañoso lejano, de llanuras y zonas tectónicamente tranquilas, de un transporte largo e intenso en el que pueden haber participado muchos procesos geológicos, entre ellos el viento.
Una arena poco madura nos habla de un relieve montañoso cercano y de un transporte enérgico pero corto, propio de zonas montañosas tectónicamente activas, donde son frecuentes los torrentes y pueden ocurrir episodios de alta energía como las llamadas «vejigas» (deslizamientos de ladera en zonas de alta pendiente).
Figura 5. Muestra de arena, sobre papel milimetrado, tomada en una duna al Noroeste de El Oso. Podemos apreciar una selección media-alta con partículas finas, pero también cantos de unos 2 mm tanto de cuarzo redondeado como de feldespato anguloso. Podemos comparar esta muestra con arena del desierto del Sáharaque presenta clastos redondeados y sedimento con clastos angulosos de un río seco de Black Mountain en Alberta (Canadá). Foto: Gabriel Castilla.
De dónde viene la arena de las dunas de La Moraña
Las dunas de La Moraña están formadas por cuarzo (62,5%), feldespato (35%) y fragmentos de roca y micas (2,5%). En algunas encontramos arena de grano muy fino y bien seleccionadas, mientras que en otras las arenas son más gruesas y están peor seleccionadas. Esto significa que el viento formó las dunas movilizando clastos de dos áreas de origen muy distintas:
Las arenas maduras que se encontraban en las terrazas y llanuras de inundación de los ríos de la cuenca del Duero.
Y los sedimentos menos maduros formados por la erosión rápida de relieves montañosos del Sistema Central.
Figura 6. Grano de cuarzo de una duna de la Moraña visto al microscopio electrónico de barrido (MEB) a diferentes escalas. Podemos apreciar bordes redondeados, escamas en la superficie y el “piqueteo” formado por el continuo choque con otros granos de cuarzo. Fotos realizadas por Jaime Cuevas González en el MEB de la Universidad de Alicante.
Como hemos podido ver la arena tiene historias que contarnos, relatos que han quedado escritos en la composición, forma y selección de los granos que la conforman. Además, al observar detalladamente un grano de cuarzo de una de las dunas de La Moraña con un microscopio electrónico de barrido (MEB), podemos apreciar en su superficie rasgos producidos por la acción prolongada del viento que nos hablan de las condiciones climáticas de extrema aridez que azotaron esta región hace 11.600 años.
Textos y gráficos: Javier Élez – Imágenes: Gabriel Castilla y Javier Élez
El valle de Amblés aparece como una gran llanura elevada (unos 1.100 metros sobre el nivel del mar), de forma alargada y relieve muy plano que contrasta con las cumbres circundantes: la Sierra de la Paramera al sur y la de Ávila al norte. Para explicar este contraste tenemos que saber que escondida en el valle se encuentra una cuenca sedimentaria poco conocida, la cuenca de Amblés. Te la presentamos…
Vista parcial del valle de Amblés desde el cerro de Ulaca con la Sierra de Ávila al fondo.
La cuenca sedimentaria de Amblés
Una cuenca sedimentaria es una depresión en la corteza terrestre que tiene un origen tectónico y en la que se acumulan sedimentos.
Los límites de la cuenca sedimentaria de Amblés vienen definidos por un conjunto de fallas bastante complejo que se localizan en los cambios de relieve tan importantes que encontramos entre el valle plano y las alineaciones montañosas al norte y al sur.
Panorámica de parte del Valle de Amblés visto desde el cerro de Ulaca, con la Sierra de Ávila al fondo.
En la llanura encontramos sedimentos (fundamentalmente arcillas y arcosas) con relieves prácticamente planos que están en contacto por fallas con los granitos, más antiguos y ligeramente sobreelevados sobre el fondo del valle y que dan formas de erosión con más aristas y más relieve. La zona donde acaban los granitos y empiezan los sedimentos sería el límite de la cuenca y el lugar donde se encuentran las fallas.
La cuenca de Amblés estuvo activa durante parte del Terciaro. Mientras las fallas iban generando hueco, este se rellenaba con los sedimentos provenientes de las sierras adyacentes. Cuando las fallas dejaron de actuar, el hueco (la depresión tectónica) se rellenó completamente. El relieve plano es el testigo de ese proceso de relleno completo que denominamos colmatación.
Corte geológico Norte-Sur esquemático de la cuenca de Amblés y la sierra de la Paramera.
A día de hoy, y como no hay más hueco que rellenar, los sedimentos aportados lateralmente desde las sierras de la Paramera y Ávila son arrastrados por el río Adaja.
Las estimaciones realizadas a partir de estudios geofísicos (Garzón Heydt et al ., 1981) apuntan a que el espesor del relleno sedimentario sería cercano a los 1.000 metros.
Para las sociedades humanas antiguas la captación de recursos siempre fue de vital importancia. El agua era un elemento esencial, por lo que muchos de estos pueblos se asentaban cerca de ríos y otras fuentes de agua. Incluso hoy en día gran parte de nuestras ciudades se encuentran próximas a un río.
En Ulaca los ríos se hallan relativamente alejados del núcleo del castro. Pero todavía hoy existen manantiales en la parte más alta del cerro, dentro de lo que fue el recinto amurallado de la antigua ciudad vetona. Esos manantiales constituyeron muy probablemente uno de los recursos hídricos que aprovechaban sus ciudadanos de manera cotidiana.
¿Pero cómo llega el agua hasta lo más alto de un cerro granítico? ¿Cómo mana ese agua a través de una roca como el granito?
Los acuíferos en la roca granítica
En hidrogeología se entiende que un acuífero es aquella formación geológica que permite la circulación de agua por sus poros o grietas, de forma que se pueda aprovechar para su uso.
Al observar una muestra de granito de cerca veremos que no son rocas porosas y por tanto no permiten la circulación de agua. Sin embargo, en los diversos afloramientos de granito en el entorno del castro se pueden apreciar fracturas o diaclasas con diferentes orientaciones. Estas diaclasas configuran lo que se denomina porosidad secundaria al constituir una red tridimensional compleja e interconectada y que sí permite la circulación del agua aunque sea de forma lenta.
Para expresar la productividad hídrica en hidrología subterránea utilizamos el parámetro permeabilidad, que alude a la cantidad de interconexión entre los poros y/o fracturas y por tanto a la capacidad de que el agua pueda fluir mejor o peor a través de ellos.
Por todo ello, se dice que los granitos presentan una permeabilidad entre media y baja en función del grado de fracturación y en comparación con la permeabilidad de otras formaciones rocosas (Figura 1).
Figura 1. Esquema tridimensional de una formación rocosa granítica fisurada y detalle de un perfil típico con desarrollo de sedimentos de porosidad intergranular. (Modificado de Molinero, J. 2005).
Una red de fracturas y un sistema de vasos comunicantes
Si se observa la foto aérea del entorno del castro, se aprecian claramente direcciones de fracturación preferentes (Figura 2).
Figura 2. Familias de fracturas en los granitos, una en verde con dirección NNW-SSE y otra en naranja ENE-WSW. Canteras en la zona Sur del castro de Ulaca.
Esta red tridimensional interconectada funciona como un sistema de vasos comunicantes, de forma que el agua que llega a las zonas de recarga (las cumbres más altas en la Sierra de la Paramera) empuja por gravedad y hace ascender el agua en otros puntos más alejados, como el cerro de Ulaca.
Cuando hay una intersección entre la superficie del relieve y la superficie piezométrica del acuífero (superficie que une los puntos donde el agua se encuentra a la misma presión en el subsuelo) se produce una surgencia de agua que forma un manantial.
Además, la existencia de varias turberas en el castro de Ulaca (Figura 3) indica que el nivel freático (superficie que une los puntos donde encontramos agua en el subsuelo, independientemente de la presión) en el acuífero granítico está cercano a la superficie.
Figura 3. Turbera en la zona alta del castro de Ulaca cerca de las ruinas del edificio denominado «El Torreón».
La «domesticación» del agua en las culturas antiguas
En el yacimiento vetón de Ulaca no hay pruebas de obras hidráulicas realizadas por sus antiguos moradores, por lo que el aprovechamiento del agua debía realizarse directamente por captación de los manantiales de la zona.
Es muy probable que el manantial presente en la zona alta del castro, junto a las ruinas del edificio conocido como «El Torreón», estuviera ya activo, siendo la situación de este edificio estratégica para la «domesticación» de los recursos hídricos.
¿Sabías que…?
La Cultura de las Motillas, anterior a Ulaca, fortificó sus pozos de más de una decena de metros de profundidad con fuertes murallas y torres de vigilancia en torno a ellos. Esta importante defensa del recurso hídrico coincide en parte con episodios climáticos muy secos y es el reflejo de algunos de los primeros aprovechamientos del nivel freático en la Península.
La Motilla del Azuer, en Daimiel, es el yacimiento más representativo de la Edad del Bronce en La Mancha.
El aprovechamiento de los recursos geológicos que nos ofrece la Tierra es una de las actividades más antiguas de la Historia del ser humano. Comienza ya en la “Edad de Piedra” (Paleolítico y Neolítico) pasando por las “Edades de los Metales” (Cobre, Bronce y Hierro) y se extiende hasta la actualidad.
La época actual está marcada por la utilización de los combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos), la explotación del átomo y los nuevos componentes tecnológicos (silicio y grafeno) y en las últimas décadas las energías renovables.
La incorporación de estos recursos naturales a la sociedad constituye hitos tecnológicos significativos en el progreso humano.
Las primeras explotaciones sistemáticas de recursos geológicos
Uno de los primeros recursos geológicos que supuso una revolución tecnológica para el ser humano fue el sílex. Utilizado desde mucho antes, en el Neolítico ya se encuentran las primeras explotaciones mineras subterráneas con excavación de labores (pozos y galerías) de las que se tiene noticia. Algunas datan de hace aprox. 8000 años, como los yacimientos de Krzemionki Opatowskie en Polonia y Spiennes en Bélgica.
En estos y otros yacimientos se han encontrado pozos de hasta 10 metros de profundidad con galerías de varios kilómetros de longitud en niveles de creta con sílex, que cavaron con la ayuda de picos hechos con cuernos y palas de hueso.
En España, uno de los yacimientos neolíticos más importantes con este tipo de minería de sílex es el de Casa Montero, en Madrid.
Las canteras de granito de Ulaca
En Ulaca, los vetones utilizaron el granito como materia prima para construir todo tipo de edificaciones. Prueba de ello son las canteras que todavía podemos ver en el yacimiento.
Una de las canteras de granito del yacimiento vetón de Ulaca, en Villaviciosa (Solosancho), provincia de Ávila, España. Del estado de estas canteras se puede deducir que fueron abandonadas en plena explotación. Foto: Gabriel Castilla.
Esta cultura se aprovechó de las características geológicas del granito, en concreto de la existencia de diaclasas, para poder extraer bloques casi perfectos con facilidad.
Las diaclasas son un tipo de fracturas muy abundantes que no implican un desplazamiento de los bloques (al contrario que las fallas).
En Ulaca estas diaclasas se observan como planos rectilíneos que atraviesan el granito en diferentes direcciones, constituyendo planos de debilidad dentro de la masa de roca homogénea.
Ilustración de uno de los paneles explicativos de la ruta arqueológica que recorre el yacimiento. Punto 10. Las canteras.
Utilizando cuñas dispuestas en agujeros a lo largo de estas fracturas, los canteros vetones podían introducirlas paulatinamente a lo largo de las fracturas (mediante mazas u otras herramientas), forzando la rotura gradual de grandes bloques de roca de manera muy limpia a lo largo de estos planos de debilidad.
Aún quedan en Ulaca bloques prácticamente terminados y que no fueron transportados, un paisaje sugerente que nos llena de preguntas.
Bloques de granito perfectamente cortados y dispuestos para ser utilizados. Canteras del yacimiento arqueológico vetón de Ulaca. Foto: Gabriel Castilla.
¿SABÍAS QUE…?
Esta misma técnica de extracción de la piedra, con pocas variaciones,se siguió utilizando en la actividad de cantería del granito en el Sistema Central de la Península Ibérica hasta mediados del siglo XX, ¡más de 2000 años después!
Colección de herramientas de cantería reunidas y exhibidas al aire libre por un particular en Moralzarzal (Madrid).
¿Te has fijado alguna vez en la gran cantidad de seres vivos que colonizan las rocas que ves en tus paseos por el campo? Es habitual encontrar, por ejemplo, una gran variedad de musgos y líquenes tapizando los granitos.
Estos últimos, los líquenes, se estudian en varios campos e incluso existe una rama de la Botánica denominada Liquenología. Pero, ¿para qué se utilizan los líquenes en Geología?
Los líquenes y la geología
En geología se emplea una técnica de datación denominada liquenometría.
Algunas especies de líquenes nos permiten estimar con bastante precisión el tiempo que ha pasado desde que una superficie queda expuesta y los líquenes comienzan a colonizarla hasta la fecha en la que se realiza la datación. Según pasa el tiempo, la colonia va creciendo en diámetro y este crecimiento se puede medir.
Esta técnica se puede utilizar con éxito para datar superficies de hasta 5.000 años. Evidentemente, cuanto más atrás en el tiempo, mayor puede ser el margen de error.
¿En qué situaciones pueden quedar expuestas nuevas superficies para ser colonizadas por líquenes? En riadas, en caídas de bloques y de construcciones por terremotos, en movimiento de masas rocosas por glaciares, deslizamientos de ladera, etc.
En esta cantera de granito abandonada los líquenes comenzaron a proliferar sobre las superficies expuestas con el cese de la actividad de extracción.
Esta técnica de datación se emplea en el estudio de los procesos geológicos activos en campos como la geología del Cuaternario, estudios relativos a la variación del clima a lo largo de los últimos miles de años y los riesgos geológicos.
Algunas de las aplicaciones prácticas de la liquenometría son:
El estudio de la evolución temporal del retroceso de un glaciar. Y por tanto, las variaciones climáticas que se dieron en el pasado.
La datación y estudio de los efectos de grandes terremotos del pasado, de los que en muchas ocasiones no queda un registro documental.
Evolución de grandes deslizamientos o de zonas con importantes desprendimientos de roca por inestabilidad gravitacional.
Estudio de grandes riadas y sus periodos de retorno.
Como te puedes imaginar, también se utiliza con éxito en otras ramas del conocimiento como la Arqueología.
Cómo se realiza la datación liquenométrica
Simplificando mucho, la obtención de una edad se realiza estimando una curva de crecimiento climático en función de la localización geográfica en la que se encuentran y relacionando esta curva con el diámetro de la colonia.
Estos cálculos son relativamente complejos y se tienen en cuenta parámetros tales como la especie en concreto de liquen, la cantidad de insolación que le llega a la colonia en función de su localización (solana-umbría), la elevación a la que se encuentra, si se halla en una superficie plana o inclinada, etc.
¿SABÍAS QUE…?
Para calibrar la curva de crecimiento de las colonias de líquenes también se miden de forma sistemática en los cementerios cercanos a la localidad de estudio.
Las lápidas son superficies de piedra expuestas en las que está marcada la fecha de primera exposición y por tanto se sabe cuándo comienza la colonización por líquenes.
El “Barrio de Bajondillo”, hoy deshabitado, tiene su origen en la necesidad de los vecinos de Burgohondo de estar más cerca de sus explotaciones agrícolas y ganaderas, ambas de subsistencia, y que se encontraban a varios kilómetros del núcleo urbano.
Por ello, se construyeron las denominadas “casillas”, o casas de campo, donde las personas residían sobre todo en verano. Las casillas no contaban con agua corriente, alcantarillado, ni energía eléctrica.
Junto a estas casillas, se construyeron los pajares o edificaciones destinadas a la guarda del ganado y/o del heno o paja y hornos comunitarios, lo que constituye el entramado principal del barrio.
En el año 1955 residían en Bajondillo 150 habitantes. A partir de los años 60 comienza el éxodo rural y empezaron a quedar en desuso.
La geología y el barrio
No por casualidad, el barrio está construido sobre el berrocal y al lado de la llanura de inundación del arroyo de la Garganta del Puerto.
El berrocal, con sus grandes bolos de orden métrico, habría servido como cimiento rocoso de las construcciones.
Mientras que la llanura de inundación supondría tierra fértil para el desarrollo de la agricultura.
Barrio de Bajondillo junto a la mayor extensión de la llanura de inundación de la Garganta del Puerto, un área plana de sedimento rico en materia orgánica, óptimo para el desarrollo de la agricultura.
Además, los bloques y cantos acumulados en el arroyo durante las riadas serían utilizados para la mampostería de las casillas junto con madera y vegetales para la cubierta (sustituidos por tejas de barro con el paso del tiempo).
La vida en todos los barrios discurría de forma muy similar: entre vecinos se ayudaban en las tareas del campo y se juntaban para ir a la “Re”, que consistía en tener el ganado en una zona y quedarse a dormir allí, para que no sufrieran ataques de lobos ni robos.
Solían juntarse todas las noches a “velar”, es decir, se reunían en una casilla donde hablaban un rato y compartían el vino y los frutos de temporada.
Una de las áreas de actuación de la Ingeniería Geológica es la dedicada a la estabilización de taludes.
Talud de carretera
Las obras de infraestructura lineal, como carreteras y ferrocarriles, en ocasiones precisan de la excavación de taludes o desmontes.
Un desmonte podría definirse como la superficie que resulta de una excavación controlada de un macizo. Se construyen con la pendiente más elevada que permite la resistencia del terreno, manteniendo unas condiciones aceptables de estabilidad y proyectándose para ser estables a largo plazo.
La estabilidad de un talud está determinada por:
Factores geométricos: altura e inclinación.
Factores geológicos: litología, grado de fracturación, estructura y orientación.
La posibilidad de rotura y los mecanismos de inestabilidad de los taludes están determinados principalmente por factores geológicos y geométricos.
Tipos de rotura de taludes.
Medidas de actuación para la contención
Cuando existe riesgo de inestabilidad y éste puede afectar a la actividad humana, es necesario actuar sobre los desmontes con el fin de minimizar los riesgos. Para ello, se utilizan diferentes elementos de contención como bulones, mallas de triple torsión (TT), gunita o mallas reforzadas con cable.
Elementos de contención utilizados para estabilizar taludes rocosos.
¿SABÍAS QUE…? Un talud estable puede con el tiempo pasar a ser inestable a causa de agentes climáticos (p.ej. lluvias intensas) o acciones antrópicas (p.ej. extracción de material).
Las formas circulares que se encuentran con frecuencia en las zonas altas de las regiones graníticas son los pilancones y pueden ser confundidos con las marmitas de gigante, aunque son estructuras que tienen orígenes distintos.
Conjunto de pilancones en la parte alta de un domo granítico.
Tal y como explicábamos en este artículo previo, las marmitas son formas de erosión asociadas a canales fluviales, con una elevada relación profundidad/anchura y fondos curvos o cónicos. Por el contrario, los pilancones suelen tener relaciones de profundidad/anchura menores y además mostrar fondos generalmente planos. De hecho, los pilancones están más cerca de parecerse a una paella (o paellera) que a un perol o marmita.
Formación inicial: irregularidades
Al contrario que en el caso de las marmitas de gigante, que hay que buscarlas en los valles, para la formación de los pilancones se necesita una superficie horizontal que esté bien expuesta a los agentes meteorológicos (los altos de los lanchares o los domos graníticos son zonas ideales), donde el agua puede quedar retenida en pequeñas irregularidades de la roca horizontal.
Irregularidades sobre una superficie horizontal del granito, suficientes para retener un poco de agua y comenzar el proceso de formación de los pilancones.
Profundización: meteorización química
Una vez retenida el agua, comienzan a actuar procesos de meteorización química que van haciendo más profunda y ancha la irregularidad. Esta situación genera un sistema de realimentación, ya que a mayor tamaño más agua es retenida y, por tanto, habrá mayor meteorización química.
En el caso de los granitos, esta meteorización afecta con mayor intensidad a las micas y feldespatos, creando así un residuo de granos de cuarzo que quedarán retenidos como sedimento en el fondodel pilancón.
Sedimento de tamaño arena retenido en el fondo de un pilancón. Este sedimento procede del mismo pilancón y es generado por los procesos de meteorización que afectan al granito.
Esta primera fase continúa hasta que se alcanza un tamaño en el que los granos de sedimento puedan moverse libremente por el fondo del pilancón incipiente, dando lugar a la aparición de los procesos de meteorización física.
Crecimiento de la estructura: meteorización física
Con ayuda de las lluvias intensas que remueven el fondo arenoso comienza un efecto de «molienda» (abrasión mecánica) que acelera el crecimiento de la estructura.
Hay que destacar también el papel de la gelifracción, ya que la congelación de la lámina de agua retenida en los pilancones produce un notable efecto de micro-roturas en las paredes que facilita la incorporación de granos de sedimento al fondo, así como el aumento del diámetro de la estructura.
Estos procesos de meteorización física justifican los fondos planos de los pilancones y el hecho de que sean generalmente más anchos que profundos, llegando a unirse unos con otros para formar geometrías muy llamativas.
Pareja de pilancones que se han unido debido a su crecimiento horizontal preferente.
Otra diferencia importante entre las marmitas de gigante y los pilancones, es que las primeras necesitan tiempos de formación muy cortos (ya que se asocian a regímenes de aguas turbulentas de mucha energía), mientras que para la formación de los pilancones los procesos son mucho más lentos y en ocasiones suelen hacer falta varios miles de años.