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Arqueoastronomía: el paisaje como recurso en el Castro de Ulaca

Texto e imágenes – Gabriel Castilla Cañamero

Los geólogos somos naturalistas y nuestro trabajo consiste en reconstruir la historia de la Tierra y explorar los recursos que nos ofrece. Para ello estudiamos tanto el registro geológico como las huellas que la erosión y la tectónica imprimen en el paisaje. Los geólogos somos, en definitiva, contadores de historias; relatos que tratan sobre cómo era la naturaleza en el pasado y cómo se comporta en la actualidad.

Un recurso natural es todo aquel bien material (agua, rocas, suelo) y servicio (cobijo, transporte) que proporciona la naturaleza y contribuye tanto a la supervivencia como al desarrollo de una sociedad. La naturaleza se transforma en recurso por medio de una valoración cultural o económica que realiza una comunidad. Así, por ejemplo, hoy consideramos que un paisaje puede ser un recurso natural cuando este posee valores educativos o estéticos que atraen el turismo y potencian la economía de una región.

El valor del paisaje en la antigüedad

Pero, ¿qué valor podía tener un paisaje similar en la antigüedad? Los paisajes ofrecen puntos de referencia que permiten establecer vínculos entre las comunidades humanas, el entorno natural que habitan y el cosmos.

La observación de la salida y puesta del Sol, la Luna o las estrellas más brillantes respecto a puntos de referencia en el horizonte (montañas, rocas, valles, oquedades), permitieron a las sociedades antiguas establecer calendarios con los que ajustar la explotación de los recursos naturales del entorno a los ciclos biológicos vinculados a las estaciones.

Hasta no hace mucho tiempo nuestros hábitos alimenticios estaban condicionados por la reproducción o migración de ciertos animales, la floración de plantas comestibles y la cantidad de agua disponible en ríos y manantiales. La explotación de los recursos energéticos dependían de las oscilaciones en la temperatura ambiental, la existencia de material combustible y la cantidad de horas de luz del día. El transporte terrestre, fluvial y marítimo estaba vinculado a la dirección e intensidad de los vientos, las corrientes y la temperie. Además, para viajar largas distancias era necesario aprender a orientarse según la posición de ciertas estrellas y el Sol en el horizonte.

Fue así que la posición que ocupan los astros respecto a puntos de referencia del paisaje se convirtió en un recurso natural esencial para el bienestar de los seres humanos en el pasado.

Arqueometría y arqueoastronomía

La Arqueometría es un campo interdisciplinar entre las Ciencias Naturales y las Ciencias Humanas, que tiene como objetivo desarrollar técnicas y métodos especializados para poderlos aplicar a obtener información sobre aspectos culturales, históricos o medioambientales del pasado (Maniatis 2002).

Una de estas disciplinas es la Arqueoastronomía, el campo de investigación encargado de estudiar la manera en que las sociedades de épocas pasadas se relacionaban con el cosmos, y su objetivo último es obtener datos que después serán usados para fundamentar hipótesis sobre las relaciones que las antiguas sociedades tuvieron con la bóveda celeste y con el paisaje circundante (Cerdeño et al, 2006). La recogida de estos datos requiere la participación de especialistas de diversas disciplinas: físicos, topógrafos, matemáticos, arqueólogos y geólogos, entre otros.

Arqueoastronomía en el Castro de Ulaca

En el caso del Castro de Ulaca estos estudios se han centrado en dos aspectos fundamentales:

  1. Explorar y determinar la orientación de estructuras arquitectónicas respecto a los ortos y ocasos de astros de especial interés.
  2. El análisis del horizonte que rodea el castro para comprobar la existencia de marcadores de algún evento astronómico.

En investigaciones similares (Mejías et al, 2015) el papel de los geólogos ha consistido en:

  • Aportar información sobre cómo era el horizonte del paisaje y el medio ambiente en la época en que el castro fue habitado.
  • Valorar el origen natural o artificial (acción antrópica) de ciertos rasgos que pueden ser de especial interés para las orientaciones (como piedras caballeras, fracturas).
  • Estudiar las rocas y minerales empleados en la construcción de los edificios más importantes, lo que nos dará información sobre el estado de conservación, posibles modificaciones, datación y singularidad de las edificaciones o estructuras que son motivo de estudio.

El lugar de mayor interés arqueoastronómico en Ulaca es el altar de sacrificios, por tratarse del centro social y religioso del castro (Figura 1).

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Figura 1. Altar de Ulaca visto desde la piedra caballera conocida como Canto de la Mula.

El calendario que se emplea como referencia para el mundo celta, incluidos los vetones, es el encontrado en Coligny (Francia) en 1897, fechado hacia el siglo II d. C. (Cossard, 2010). Se trata de un calendario lunisolar que divide el año en dos partes:

  1. La oscuridad, ritualizada en la festividad de Samhain, que señalaba el comienzo del año a mediados del otoño (1 de noviembre).
  2. La luz, ritualizada en mitad de la primavera en la festividad de Beltaine (1 de mayo).

Un exhaustivo estudio realizado por Manuel Pérez Gutiérrez (2010) ha puesto de manifiesto la existencia de múltiples alineaciones de interés entre el altar y el horizonte del castro (Figura 2).

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Figura 2. Orientación del altar hacia la Sierra de la Paramera.

Entre ellas caben destacar las relacionadas con los principales relieves de la Sierra de la Paramera (Figura 3 y 5) y con una piedra caballera próxima conocida como «Canto de la Mula» (Figura 4 y 5).

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Figura 3. Detalle de los principales relieves de la Sierra de la Paramera. Durante el solsticio de verano, momento del año con mayor número de horas de luz, la Luna alcanza su mínima altura sobre el horizonte (apenas 5º) a su paso sobre el Risco del Sol.
Figura 4
Figura 4. Piedra caballera conocida como Canto de la Mula vista desde el altar. El Sol se pone tras ella hacia el 10 de mayo (festividad celta de Beltaine), y la Luna hace lo mismo coincidiendo con el solsticio de invierno, el día del año con menos horas de luz.
Figura 5
Figura 5. Principales alineaciones entre el altar de Ulaca y el paisaje circundante

En ambos casos se han hallado evidencias de alineaciones vinculadas tanto al seguimiento de las principales festividades celtas como a la observación de los solsticios de invierno y verano por parte de los habitantes de Ulaca hace más de 2.000 años.

Para saber más

Las formas del granito: el berrocal

Autores – Alberto Fernández Mort y Davinia Díez-Canseco

Los granitos que observamos hoy en día en una parte importante del paisaje de la provincia de Ávila se formaron hace decenas de millones de años. Sin embargo, el paso del tiempo y la acción de los elementos provoca que su aspecto actual sea muy distinto al original.

En concreto, los berrocales son asociaciones de formas elementales del granito de diversos tamaños y morfologías (por ejemplo bolos o piedras caballeras) resultado de la alteración o meteorización de los cuerpos graníticos iniciales.

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Paisaje de berrocal en Burgohondo, Ávila

Cómo se forma un berrocal

Los granitos iniciales presentan un sistema de fracturas o diaclasas ocasionado por una de estas razones:

  • El enfriamiento de la masa magmática que los origina.
  • Descompresión debida a la erosión de las rocas suprayacentes.
  • O deformación tectónica.
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El agua circula a través de las fracturas y altera los minerales del granito. El proceso avanza progresivamente hacia el interior de la roca, por lo general de manera concéntrica.

La erosión provoca la evacuación del granito alterado, que se disgrega con mayor facilidad, mientras permanece tan solo el granito sano o inalterado. La gravedad hace que estos últimos granitos se acumulen unos sobre otros, dando lugar a los paisajes graníticos típicos que observamos hoy en día.

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Paisaje de berrocal a vista de dron. A los pies de la piedra caballera, el cerro donde se encuentra el yacimiento arqueológico del antiguo poblado visigodo en Cabeza de Navasangil, que pertenece al conjunto arqueológico de Ulaca.

Algunos ejemplos de berrocal, bolos, piedras caballeras y diaclasas que pudimos ver en el Geolodía de Ávila en Burgohondo:

© Textos, ilustraciones y fotografías para la guía de campo de la edición 2016 del Geolodía Ávila.